viernes, 10 de diciembre de 2010

Mi padre y el pato


Hay fotos donde mi padre, que fue cazador toda su vida mientras las fuerzas se lo permitieron, aparece con su cuadrilla exhibiendo las piezas de caza abatidas, corzos por ejemplo, si son de la época en la que estuvo emigrado en Venezuela. Durante años una pequeña cornamenta se cubrió de polvo en el desván, hasta que se decidió que su mejor lugar era una pared del comedor. En Galicia, los trofeos fueron conejos sobre todo, alguna que otra perdiz, bastantes zorros en cierta época y creo que hasta algún lobo cayó en ocasión muy celebrada. Conservamos una foto, la que aquí muestro, tomada en Venezuela, en la que mi padre sostiene un pato, que yo siempre pensé que estaba muerto, hasta que un día, al despegarla del álbum para escanearla, me di cuenta que estaba vivo. Fue grande mi sorpresa acostumbrado como estaba a todo lo contrario. Al menos había ahora una foto grafía en la que mi padre, todo sonriente, sostenía un animal vivo, y que hacía así frente a todas las otras que lo mostraban con la escopeta y los animales yacentes a sus pies, muertos. Me pregunto, padre, que pensarás tú ahora de todo esto.

1 comentario:

Cristina Brackelmanns dijo...

Bonita sonrisa. Y parece que se entienden bien.