jueves, 29 de mayo de 2014

Satanás: una canción, una película, un teólogo

Podemos empezar a ras de suelo, con la vena cómica de la canción “El chivo”, escrita por Luis Mendo y Bernardo Fuster y cantada por Ana Belén, en la que Satán, “harto de ser despreciado por todos”, dice: “¡Señores, presento mi dimisión! ¡Aquí está mi cargo de Ángel Caído! Me quedó a vivir en un rincón del Parque del Retiro”. Damos ahora un paso de gigante para aterrizar en la película Las páginas del libro de Satán, de Carl Theodor Dreyer, en las que nos encontramos con un ángel de las tinieblas que se entristece cada vez que triunfa en su labor tentadora. Así, tras conquistar el alma de Judas y una vez que éste entrega con un beso a Jesús en el huerto de los olivos, se dice de Satán que “veía con tristeza el éxito de su obra malvada. Y su pena era aún más profunda al haber entregado al hijo de Dios a los verdugos de los hombres”. El salto definitivo nos deja en las manos de Hans Urs von Balthasar que reflexionó en alguno de sus últimos libros sobre la posibilidad de una redención del ángel caído. Es una pena que no pueda citar en este caso ningún texto porque no he leído este libro -ni siquiera sé cuál es- del genial teólogo suizo. El tema, en cualquier caso, queda trazado: ¿un Satán que dimite, un Satán apenado por sus éxitos, un Satán redimible?

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