La entrevista a José A. Ortega
Lara que nos dio a conocer Ángel en su blog me puso contra las cuerdas. Con el
tema del sufrimiento humano, cuando éste lleva al hombre más allá de lo
soportable, yo me electrocuto de cuando en cuando. Necesito después varios días
para recuperarme. Ortega Lara habla de su sufrimiento “atroz, atroz, atroz”, de
sus intentos de suicidio, de su suplicio vivido coram Deo. El diálogo entre el hombre sufriente y Dios alcanza aquí
sus cotas más desgarradoras: estamos en la estela de Job, durísima estela, en
la que el hombre arguye contra Dios y lo pone en tela de juicio. Yo me quedo
siempre sin respuestas, y vuelvo los ojos a Cristo crucificado, enmudecido.
“¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?”, gritamos. La oración de san Francisco de
Asís vuelve a mis labios: “Pastor bueno que a nosotros nos has mostrado tu
misericordia (...), concede gracia y virtud a esta tú ovejuela para que en ninguna enfermedad, angustia o
dolor me aparte de Ti”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario