Siempre nos resulta
irreconocible nuestra propia voz cuando la escuchamos en una grabadora. Esta voz,
nos decimos, ¿es la que oyen los demás, tan diferente a la que yo oigo de mí
mismo? ¿Hasta qué punto puede ocurrir también que lo que de mí perciban lo
perciba yo de muy distinta manera? ¿Qué conocen de mí que yo no conozco o que
conozco bajo otra luz?
No hay comentarios:
Publicar un comentario