lunes, 15 de octubre de 2012

Citas del alma o mis ritornelos



Llamo “ritornelos” a los textos que acuden a mi cabeza con frecuencia, muchas veces sin motivo y otras veces con él; podría llamarlos también mis “citas del alma”, si atiendo a la fuerza con la quedaron inseridos en mí. Una cosa los caracteriza: pertenecen todos a una etapa de mi vida lectora, pasada la cual ya ningún otro se incorporó a este bagaje. Aunque no sabría precisar cuándo tuvo lugar ese final de etapa, si puedo decir que fue hace ya bastantes años, más de diez por lo menos. Me pregunto por qué desde entonces no se sumó ningún texto nuevo. ¿Habré quedado surtido con todos los que necesito sin que quepa ninguno más? ¿Son ya suficiente alimento “En la vida el matiz lo es todo” (Azorín), “No podíamos estar siempre en un ser” (Santa Teresa de Jesús), “Y estás sintiendo como / la mayor injustica de la vida / es el dolor del cuerpo, el del espíritu / se templa con espíritu” (Claudio Rodríguez), “En cada cosa humilde hay un ángel” (G. Bernanos), “Todo el que duerme cree en Dios” (Chesterton), “El sueño es quizá mi creación más bella” (Péguy), “Nadie sabe vivir” (Luis Rosales), “De transcurrir no cesan los minutos, / Y el tiempo –que en el alma se acumula-” (Jorge Guillén), y unos cuantos más? Tal vez sí; tal vez en un momento dado, lejano ya en el tiempo, no tuve necesidad de más pan para el camino de cada día.

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