La generalización es un recurso del pensamiento que le permite avanzar sin tener que hacer cada poco distingos y caer en un escrupuloso abuso del matiz. En la escritura se acoge a la tan socorrida “economía verbal” y así, cuando uno dice por ejemplo “esta sociedad es egoísta”, queda amparado por aquélla de modo que nadie entienda que todos los miembros de la sociedad son, sin excepción, egoístas. A mí sin embargo se me resiste aquel recurso y esta economía y preferiré siempre decir “son muchos en esta sociedad los que...” y no usar el modo generalista. La culpa la tiene el señor Azorín y su “en la vida el matiz lo es todo”, que se me quedó para siempre clavado en mis entretelas cuando lo leí.
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