“Dios hace justicia pero no hace daño”: otra de las perlas de
Matilde. Cada uno está capacitado para hablar de Dios, para hacérnoslo sentir
de una determinada manera. Desde la muerte de Ángeles, Matilde, que ya era palabra
viva de Dios, es ahora palabra vivísima, llena siempre de un frescor matinal. Lo que a
ella le ha tocado descubrir del misterio del amor de Dios lo comunica con una
ternura y una paz inigualables. Y, siempre, siempre, Dios bendito, el coraje,
la conformidad y las carcajadas que él le regala.
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