martes, 14 de agosto de 2012

El payaso trompetista


En una inspección casera para reunir cosas que pudiéramos llevar a un mercadillo que se organizó en el pueblo y en el que cada cual podría escoger a su gusto objetos y prendas y quedárselas sin pagar nada, María rescató de un armario oscuro del desván uno de los más longevos y apreciados bibelots de nuestra casa: un payaso trompetista de colores brillantes. No mereció haber estado ahí durante tantos años, a donde lo llevo a buen seguro un cambio en nuestras preferencias decorativas. Pili aplaudió el rescate cuando lo vio en la cómoda del pasillo de arriba, toda vez que había sido un regalo que le había hecho su amiga Mabel hace un montón de años. Le encontré un lugar mejor para su lucimiento en un estante de mi habitación, donde está ahora todo ufano, a salvo, espero que para siempre, de ya improbables cambios en nuestro gusto.

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