De joven, como delegado de la facultad, fue el adalid de todas las protestas; al alcanzar el grado de doctor y comenzar la docencia y la investigación en la misma facultad, cuando llegó a sus oídos que alguien había dicho “AO es una promesa”, parece ser que afirmó: “no soy una promesa; soy una realidad”; en un curso del bienio de licenciatura le hice una pregunta tratándole de tú, como era lo habitual entre nosotros; al salir, me dijo con su voz cálida y un poco curial: “Suso, en clase trátame de usted”; según me contó X, cuando le nombraron obispo la mitra se le subió a la cabeza.
Su modo de escribir era ininteligible. En una ocasión Y, con bienquerencia y guiño cómplice, aludió a ello ante un grupo de discentes.
No faltó quien dijera que su secreta vergüenza era el sobrino de soltera que tenía, un asunto sobre el que habría puesto cruz y raya.
Estando una vez en su casa con Z, me pidió que leyese un trozo del libro cuya recensión tenía pendiente, A revelación de Deus na realización do home, de Andrés Torres Queiruga. “Ya es raro que siendo gallego no pronuncies bien vuestra ‘x’ ”, me dijo.
AO, ¿cómo te irá la vida? Una vez te vi presidiendo la misa que la 2 retransmite los domingos. ¡Y en una contraportada de El País, dentro de una serie que entonces llevaban! Aquí sí que me llevé toda una sorpresa.
Me caías muy bien y te tenía cariño. Eras bueno.
2 comentarios:
¿a una hermana soltera con un hijo le puso cruz y raya?
Se decía, un rumor que acaso no fuese cierto. Si lo era, ¿pues qué quieres que te diga? Lo de cruz y raya significaría que querría que nadie lo supiese, nada más.
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