Una dictadura es tanto más perfecta cuanto más atado y bien atado lo tiene todo, cuanto mayor es el volumen de aire que retiene entre sus manos de modo que sus administrados respiren sólo la cantidad que ella decida. En una democracia ocurre justo al contrario: sólo si ata lo que es estrictamente necesario para el bien común de sus miembros y deja todo lo demás suelto, si retiene sólo la cantidad mínima de aire que debe retener y deja que el resto circule a su aire, valga la redundancia, el que necesitan todos para que nadie quede desairado, estará en camino hacia su perfección.
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