“Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios” (Juan 16, 26-27). Qué hermoso es esto. “Aquel día”, cuando al fin haya quedado claro que los suyos aman a Jesús y creen que es el Hijo, el salido de Dios, él como que se hará a un lado, haciéndose innecesario: “venga, venga, lo que queráis pedídselo directamente a él, que ya está él cierto de que me amáis porque soy su hijo. ¡Si hasta parece que ahora os quiere más que a mí! Así que, hale, sin miedo, que el papeleo ya lo he resuelto yo de una vez por todas. Y tranquilos, que seguiré por aquí, por si todavía necesitáis un empujoncito”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario