Viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente (Juan 16, 25).
- Está bien, Señor, pero…
- ¿Qué, Pedro?
- ¿No podrías hacer una excepción con la parábola del Hijo pródigo? Es que ahí nos hablaste del Padre tan claramente…
Jesús se sonrió, enternecido.
- Está bien, Señor, pero…
- ¿Qué, Pedro?
- ¿No podrías hacer una excepción con la parábola del Hijo pródigo? Es que ahí nos hablaste del Padre tan claramente…
Jesús se sonrió, enternecido.
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