A Alejandro le debo un comentario, por razones que él ya sabe, a su entrada La razón y el tabaco. Una mala peripecia como comentarista en su blog quiero repararla aquí. Sirva esto de explicación introductoria de lo que sigue.
Dices, Alejandro, que “superar un vicio es deshacerse de una parte muy real de uno mismo”. Es cierto. Pero por muy real que sea, que lo es, no es realizadora de ese uno mismo; lo desrealiza en la medida que funde sus posibilidades de ser más y de ser mejor. El vicio sólo nos constituye para destituirnos de nuestro mejor yo. Las “severas consecuencias teológica y éticas” no serían otras, pues, que las que acarrearía deshacernos en el vicio o rehacernos sin él.
Reflexionas más adelante sobre lo desolador que sería para el Yo carecer de “la ausencia de la pulsión”. Cito el texto completo: “La razón se retira tan pronto como no tiene ningún obstáculo que vencer. Esto lo sabía Fichte cuando afirmaba que sólo hay Yo en la medida en que se pone a sí mismo un NoYo. Sin esa tensión, compulsiva ella misma y en realidad neurótica, la imagen de un yo estable y distinto del mundo pierde consistencia”. Pero esa “pulsión”, ese “obstáculo”, es “NoYo”, esa “tensión”, sin los cuales el yo perdería “consistencia”, ¿resultan únicamente de las tentaciones, de las invitaciones que nos cursan las realidades negativas, de las atracciones del mal en definitiva? En la lucha contra todo esto, sin duda, el yo tiene materia bastante y sobrante para resistir, luchar, vencer acaso, y así realizarse. Pero, ¿y los desafíos de las realidades positivas? ¿No es el mundo entorno, personas y cosas, una resistencia que obliga al yo a mantener las distancias y al mismo tiempo una invitación a construir desde él nuevos mundos? El hombre en cuanto ser creador, ¿no se pone en tensión para realizar los proyectos que se propone, sus ilusiones y sueños, erizados de dificultades que tendrá que resolver? ¿No bastaría esta “tentación” del bien, de la belleza, de la verdad, para que al Yo no le faltasen nunca pulsiones y obstáculos, cuyo fin sería la creación de nuevas realidades? Además de un NoYo, ¿no hay también, y sobre todo, un MásYo que tira de nosotros para arriba y nos levanta de un Yo perezoso y autocomplaciente? No entiendo por eso el final de tu reflexión, que me deja fuera de juego porque, salvo que hagas de él un uso retórico, me resulta inaceptable: “… para reconocer que sucumbir a la tentación es, sin duda, mucho más valioso que haberse desprendido totalmente de ella”. Si esta afirmación no sale del ámbito del que partías, fumar o no fumar, pues vale. ¿Pero y si el ámbito fuera el de mentir, robar, matar?
Dices, Alejandro, que “superar un vicio es deshacerse de una parte muy real de uno mismo”. Es cierto. Pero por muy real que sea, que lo es, no es realizadora de ese uno mismo; lo desrealiza en la medida que funde sus posibilidades de ser más y de ser mejor. El vicio sólo nos constituye para destituirnos de nuestro mejor yo. Las “severas consecuencias teológica y éticas” no serían otras, pues, que las que acarrearía deshacernos en el vicio o rehacernos sin él.
Reflexionas más adelante sobre lo desolador que sería para el Yo carecer de “la ausencia de la pulsión”. Cito el texto completo: “La razón se retira tan pronto como no tiene ningún obstáculo que vencer. Esto lo sabía Fichte cuando afirmaba que sólo hay Yo en la medida en que se pone a sí mismo un NoYo. Sin esa tensión, compulsiva ella misma y en realidad neurótica, la imagen de un yo estable y distinto del mundo pierde consistencia”. Pero esa “pulsión”, ese “obstáculo”, es “NoYo”, esa “tensión”, sin los cuales el yo perdería “consistencia”, ¿resultan únicamente de las tentaciones, de las invitaciones que nos cursan las realidades negativas, de las atracciones del mal en definitiva? En la lucha contra todo esto, sin duda, el yo tiene materia bastante y sobrante para resistir, luchar, vencer acaso, y así realizarse. Pero, ¿y los desafíos de las realidades positivas? ¿No es el mundo entorno, personas y cosas, una resistencia que obliga al yo a mantener las distancias y al mismo tiempo una invitación a construir desde él nuevos mundos? El hombre en cuanto ser creador, ¿no se pone en tensión para realizar los proyectos que se propone, sus ilusiones y sueños, erizados de dificultades que tendrá que resolver? ¿No bastaría esta “tentación” del bien, de la belleza, de la verdad, para que al Yo no le faltasen nunca pulsiones y obstáculos, cuyo fin sería la creación de nuevas realidades? Además de un NoYo, ¿no hay también, y sobre todo, un MásYo que tira de nosotros para arriba y nos levanta de un Yo perezoso y autocomplaciente? No entiendo por eso el final de tu reflexión, que me deja fuera de juego porque, salvo que hagas de él un uso retórico, me resulta inaceptable: “… para reconocer que sucumbir a la tentación es, sin duda, mucho más valioso que haberse desprendido totalmente de ella”. Si esta afirmación no sale del ámbito del que partías, fumar o no fumar, pues vale. ¿Pero y si el ámbito fuera el de mentir, robar, matar?
5 comentarios:
Ola Suso,acabo de ver o teu blog mentres falaba cunha amiga sobre esto das redes sociais,blogs...Estivemos lendo algunhas das túas opinións e críticas,entendendo pouco as máis das veces,pero en xeral cunha boa opinión,aínda que algunhas cousas parécennos algo trilladas e outras un pouco metafísicas.Gustaríanos que nos contestases con sinceridade á seguinte pregunta:¿cal é a finalidade básica do que escribes?
Gustaríanos que nos deses a túa opinión sobre algúns libros que a nós nalgún momento nos chocaron e nos fixeron ver a cousas doutras maneiras:la campana de cristal,de Sylvia Plath,confesiones de una máscara,de Mishima,doña perfecta de Galdós,el guardián entre... de Salinger e algún relato de Bukowski.Grazas de antemán e un saúdo.
Hai un libro de William Styron titulado esa visible oscuridad,que seguro que liches e que nos gustaría que nos dixeras algo del.
Ola, Ulises e Penélope.
Expresar o que levo dentro, empuxado por anceios de verdade e beleza. Creo que, dalgunha maneira, escribir é o que teño que facer neste mundo, como se fora a miña misión.
Non lin a Sylvia Plath. Gustoume o de Mishima, pero xa hai moitos anos que o lin. Creo recordar que tiña unha especial dureza, que había sufrimento. Gústame moito Galdós pero xustamente ese non o lin. "O guardián..." decepcionoume un pouco. Pareceume un libro para adolescentes. De Bukowski non lín nada.
Non lin o libro de Styron.
Gracias polo voso interés.
Gracias por el post, querido Suso. Te contesto algo rápido, y seguramente mal. Este tema merecería, al menos, otro par de entradas.
Cuando hablo de que superar un vicio es deshacerse de una parte muy real de uno mismo, me refiero a una parte de nuestro “yo especular”, de la imagen que tenemos de nosotros mismos y a la que nos aferramos. A menudo, precisamente, para no mirar a nuestro verdadero yo.
Es verdad también lo que dices a continuación. El mundo ofrece muchos obstáculos a los que oponerse. Pero la tentación, el deseo del mal, es capaz de iluminar la realidad negativa. Pues sólo apetecemos el bien, como sabían los clásicos. Y el deseo, junto con el placer, son lo único bueno que hay en el mal.
Sólo con respecto a lo último no estoy de acuerdo, pero se debe seguramente a un malentendido: no digo que sea mejor caer en la tentación que no hacerlo. Lo que digo es que es preferible caer en la tentación a no tener ninguna, es decir, a no ser sometido a la seducción del mal que es consustancial a la libertad tal y como la conocemos. Que incluso en la tentación del mal hay, al menos, dos enormes bienes: la realidad en cuanto apetecible y la libertad misma. Y que ser malo es más valioso que ser piedra.
Lo dicho, muy rápido, pero estoy de trabajo hasta arriba. Ya lo hablaremos en otra ocasión. Un abrazo.
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