A la madre anciana los hijos la coronan, la sientan en el trono, la cubren con un manto regio, le entregan el báculo. Uno tras otro, primero el mayor y a continuación el resto, se postran ante ella para recibir su bendición. En círculo después a su alrededor, los corazones en alto, son los paladines de la que ahora es también su reina.
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