Mi sobrino Maino da la paz con las dos manos, estrechando entre las suyas la del otro. Este tipo de apretón, que supone un plus de calor y de ternura, nunca lo había visto en un niño, sólo en personas mayores. Me sorprendió y me agradó muchísimo cuando lo vi por primera vez. Ahora tampoco a mí me llega una de mis manos para recoger las babas que me caen.
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