La gente del espectáculo, actores, cantantes, habla una y otra vez del “cariño del público” sin el cual nada sobre el escenario tendría sentido. El blog también lo es. ¿Es por esto que las entradas se llaman “entradas”, porque uno entra en escena, en acción de palabras? Y sobre el escenario, el que sea, ¿quién no necesita de ese cariño, el del señor con bigote que está en la segunda fila, el de la chica con piercings en la nariz de la cuarta, el del mozo atildado que se sienta en la primera? Casi todo lo que se hace se hace para que alguien lo apruebe, lo reconozca, lo haga suyo, es decir, para que te aprueben, te reconozcan, te hagan suyo, para que te quieran, vaya. No hay que darle más vueltas. El sensiblero que un día me pareció Gabriel García Márquez cuando dijo que él escribía para que le quisieran ha dejado de parecérmelo desde hace ya bastante tiempo.
2 comentarios:
La de la última fila, sin piercings y atildada regular, te quiere mucho, vaya.
Quién será...
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