Apartas la cortina y la espías fuera, la vida. ¿No está también dentro? Sí, pero incompleta. El todo siempre se cumple con lo que está más allá de nosotros, de modo que nadie pueda decir: “Me basto”. Uno nunca es alimento suficiente para sí mismo. Lo sabe el solitario, que si es verdadero, deja la puerta abierta para que sea la suya una soledad habitable. Hay que descorrer la cortina y mirar al otro lado de uno mismo y ver qué pasa, mejor, ver quién pasa, tal vez alguien que vuelva la cara y nos mire, diciéndonos: “Baja a la calle, amigo, alguien te sale al paso”.
2 comentarios:
Suso, este texto es especialmente bueno (me parece).
Tu buen gusto está más que probado por lo tanto debes tener razón. Se sale un poco de mis "líricas", a veces tan repetitivas y cargantes.
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