No renuncies nunca a la alegría. Búscala, invéntala, captúrala, ruégala, pero no dimitas de ella. Es lo humano por excelencia, lo que salió con nosotros incorrupto del paraíso. Cuando te embarga, ¿no te reconoces más que nunca, no sientes más tuyas todas las fibras de tu ser? Pájaro en nuestro hombro, su canto nos devuelve el bullicio del nuevo mundo.
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