Nuestra profundidad nos ahogaría si no estuviese sostenida por una profundidad mayor. En el Abismo flota nuestro abismo como lo hace el iceberg en el mar, sin hundirse. Nuestra hondura no es un pozo de locura porque se abre a la Hondura. Si no fuésemos infinitos en el Infinito, grandes en el Grande, seríamos promesa sin cumplimiento, reyes de un trono que a la postre se revelaría como falso, quimera de un pobre mendigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario