martes, 4 de agosto de 2015

Nueva York

Me vi en la Nueva York que esperaba encontrar y en este sentido no hubo sorpresas pero sí el cumplimiento de las promesas hechas por todas las imágenes de la ciudad vistas a lo largo de toda mi vida en películas, informativos y fotos. La ciudad de los rascacielos fue fiel a mis expectativas y no me defraudó en absoluto. De la ciudad habitada por mis sueños pasé, con perfecta continuidad, a la ciudad pisada por mis pies, que, junto con los de mi hermana María, se hartaron de callejearla uptown y downtown, east side y west side. El cielo siempre rascado por los altísimos edificios solo te lo encuentras si subes con ellos hacia arriba, por sus paredes de cristal, en las que unos y otros se miran. El horizonte es por eso vertical y has de levantar la cabeza si quieres encontrar lejanías. ¿Por qué en un momento dado comenzó, no ya la conquista del oeste, sino la de las alturas, que hizo de Nueva York la ciudad por antonomasia de los rascacielos? ¿Qué sueños cumplieron así los hombres que los construyeron: de poder, de dinero, imperialistas, olímpicos, espirituales? ¿Qué tipo de hombre venció con ellos y qué tipo de hombre quedó vencido por ellos? Preguntas vanas a lo mejor, inútilmente profundas, sobre todo para el turista que solo quiere subirse a ellos para disfrutar de magníficas vistas. Un servidor fue lo que hizo y se quedó tan contentó.

3 comentarios:

Inmaculada Moreno dijo...

Qué buen viajito. Supongo que lo pasarías genial.

Inmaculada Moreno dijo...

Qué buen viajito. Supongo que lo pasarías genial.

Jesús dijo...

Pues sí, lo pasé genial, y cumplí así un sueño largamente acariciado. Soy un fan de los rascacielos y de las urbes populosas.