¿Qué puede resultar más llamativo en Nueva
York, una chica con el pelo colocado de tal manera que parezca ir tocada de
colas de pavo real u otra chica haciendo ganchillo? A mí me resultó mucho más
llamativo lo segundo, porque no podía imaginar que todavía quedasen en el mundo
mozas interesadas en el ganchillo y menos en pleno Manhattan. Una al menos hay,
la que estaba sentada a mi derecha delante de la Biblioteca Pública. Esperaba
allí a mi hermana, entretenida con algunas compras, y mi sorpresa no fue poca
cuando, al girarme hacia mi diestra, estaba la chica en cuestión dale que te
pego al ganchillo. Aquí hay una foto, me dije, y, distraídamente, como quien no
quiere la cosa, la pillé. A lo mejor la más cool
de toda la Gran Manzana era ella.
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