miércoles, 12 de agosto de 2015

No leo pero...

Lo poco o mucho que lean los habitantes de un país no es el único indicador del grado de su cultura porque hay otras actividades del espíritu que hacen que el hombre, además de un ser biológico, sea un ser culto (“cultivado” me gusta más), es decir, humano. Así, habrá quien se cultiva con la música, con el cine, con la visita a museos y exposiciones, con la fotografía, con los viajes, actividades todas ellas que, cultivándole, expanden al hombre más allá de sus necesidades estrictamente biológicas. Del hombre que no “se inventa” las necesidades que transcienden sus meros apetitos fisiológicos mal se puede decir que sea en verdad humano.
¿Es la lectura la actividad más cultivadora del espíritu humano, más por ejemplo que la escucha de una sinfonía, la visión de un cuadro, de una escultura, de un edificio o de una película, más que las conversaciones de un viajero con los habitantes del país que recorre de una punta a otra? No lo sé, acaso sí, pero un hombre que no lee solo es un hombre que no lee y ninguna cosa se puede deducir de este solo dato sobre el grado de su cultivo si no sabemos nada más. El mapa de la aventura que hace que un hombre sea en verdad un hombre es mucho más amplio.

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