Debe pensar mi hermano Luis que mi madre pasa
grandes apuros para abrir las nueces con el cascanueces usando éste a modo de
martillo y no como lo que son, unas tenazas, pues le falta fuerza para hacerlo
(como ya expliqué aquí), cuando en realidad se las apaña bastante bien. El caso
es que le trajo un útil que diseñó su cuñado José Luis, que en paz descanse,
muy apropiado para la operación de partir la nuez: una canasta de mimbre con un
cono descabezado de madera en su centro. Sólo hay que coger la nuez, ponerla
encima del cono, sujetarla con una mano, y, ¡zas!, golpearla con el martillo de
madera que empuña la otra mano. Las cascaras no hay después que apilarlas y
recogerlas sino que caen y quedan en la cestilla. Y así cuantas veces se
quiera. Mi madre está encantada, todo hay que decirlo.
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