lunes, 17 de noviembre de 2014

Amigos

La clasificación de Pla: “amigos, conocidos y saludados”, es una plantilla básica de la que uno parte para añadir matices intermedios y que conforma finalmente un documento bastante largo y complejo. Dentro de la categoría amigos ya puede uno añadir mil ingredientes: está el amigo amigo, tautología que se explica a sí misma y que por tanto no vamos a explicar aquí; el amigo del que uno se quiere descolgar pero que no quiere descolgarse de uno, por lo que en cierto modo continúa siendo amigo; el amigo que nos acompañó en un tramo de nuestra vida y que de haber continuado este tramo la vida entera hubiese sido amigo toda la vida; el amigo aparentemente perdido y que reaparece, lo que indica que la apariencia engaña y que no estaba de ningún modo perdido; el amigo que sí ha desaparecido y uno presume que definitivamente, cosa que uno respeta, pero al que uno seguirá considerando amigo hasta el final de los tiempos; el amigo de la infancia que ya no es amigo en la edad adulta pero cuya sombra es a veces muy alargada, tanto que lo cubre a uno siempre.

La manera que tengo de ser amigo, y esto es cambiar de tema, con mis amigos y amigas es diferente en cada caso. Creo que el factor diferencial es la distinta articulación del binomio cercanía-lejanía, que no se refiere a la intensidad del afecto, grande siempre si de verdadera amistad se trata, sino del modo como uno frente al otro tácitamente nos regulamos a la hora de presentarnos y ausentarnos. Por ejemplo, yo entiendo a X cuando me dice que no me llama porque le parece que me estaría molestando y por lo tanto soy yo el que llama siempre; por distintas razones, también soy yo el que llama siempre a Y, y entiendo que debe de ser así y no me parece mal en absoluto; Z y yo sólo nos vemos cuando viene a Galicia, cosa que ocurre dos o tres veces al año, y entre tanto nunca no nos llamamos ni nos enviamos ningún correo; con Mengano quisiera tener un contacto más continuado y no acabo de aceptar el, a mí parecer, poco que tenemos ahora; no sé qué piensa él a este respecto; en todo caso, he de aceptar el que así es si no puede ser de otra manera; Zutana fue amiga intensa durante muchos, al menos quince, años, y después, por ninguna razón aparente (siempre están, claro, las razones no aparentes), la cosa se desinfló; el hecho de que haya enmarcado recientemente una foto en la que estamos los dos y la haya puesto en una balda de mi estantería blanca significa que la he querido “rescatar”, tenerla ahí. Y así seguiría. De lo que diga en cada caso el binomio cercanía-lejanía dependerá el ritmo que cada amistad tiene.

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