Iba a hacer con su desolación algo bonito. Por de pronto pasearía con ella de ganchete, como dos viejitas que, muy despacio, desgranando van los menudillos de la vida. Mediado el camino comenzarían a bisbisear sus soledades, deshaciendo olvidos, canjeando secretos. Los reproches y las acusaciones obtendrían al fin su finiquito. Muy avanzado el día se hablarían ya como amigos, alma con alma construyendo los puentes de hoy, por el que cruzarían vacíos de toda amargura y muy llenos de paz.
1 comentario:
Verdaderamente bonito.
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