La pregunta enorme que nos hacemos a diario, ¿cómo estás?, y que tenemos la osadía de responder, psss, mal, bien, vamos tirando, tuve días peores… Un día, alguien, consciente de su alcance, se plantará ante tus ojos y la susurrará. Y tú no tendrás que contestar. Él ya lo sabe.
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