sábado, 17 de abril de 2010

Ese poquito

Nombraba una cosa y sentía que se desleía. Querría tener verdaderamente la cosa, y el nombre apenas si la rozaba. ¡Ah, la palabra no poseía, sólo idealizaba, tan blanda frente a lo duro! Pero ¿y si esta impotencia fuese su dignidad, esta pobreza su riqueza? El caer vencida, ¿no la constituía en servidora de aquello que nombraba? Nunca reina, venía a ofrecer sus pequeños servicios mensajeros, ese poquito de ser, de vida, que ella, mal que bien, ponía.

4 comentarios:

Ángel Ruiz dijo...

Dice lo mismo Rilke aquí

Jesús dijo...

Magnífico enlace. Gracias, Ángel.

Cristina Brackelmanns dijo...

A mí también me ha hecho acordarme del "me asustan las palabras de los hombres" de RMR.
Que sirvan y no se interpongan es todo lo que se puede pedir.
Gracias, Suso.

Jesús dijo...

Gracias, CB