Sólo si conseguía responder a “¿qué será de mi obra” sabría contestar a “¿qué será de mi vida?”. La primera pregunta no agotaba el segundo pero sí que lo llenaba en un porcentaje muy alto, tanto que, en la práctica, fuera de su obra no sabría que hacer con su vida. Al fin, las dos preguntas se fundían y se convertían en una sola: “¿qué será de mí?"
1 comentario:
Qué será de mí. Mejor confiar. Confiar.
Un saludo.
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