Empieza por ponerse rojo el borde de la hoja del geranio: de quedar así, sería mucha más bella que con el aspecto que presenta el resto del año; pero crece el borde, más y más, hasta que la invade del todo. ¡Con qué alegría diríamos que es un rojo sangre, o un rojo pasión, para no decir que está exangüe la hoja! Pero no: la pasión es otoñal y la hoja se ha desangrado. Caerá, como todas.
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