Dios se deja sentir de muchas maneras, y ocurre a veces que, en función de las propias necesidades, se pone en primer plano una de ellas. Necesitamos libertad, y aparece Dios como fuente de ella; buscamos unidad frente a la multiplicidad del mundo, y la encontramos en el Dios uno. Tenemos sed de infinito frente a una finitud que nos asfixia, y se revela el infinito que es Dios. Es como si Dios se acompase al ritmo de nuestras hambres, y se revelase ahora con esta faceta, después con otra, más adelante con otra distinta. El Dios uno es el Dios múltiple, con infinitud de nombres, todos agavillados en el nombre de Padre (“Cuando oréis, hacedlo así: Padre nuestro…”; “Y, puesto que sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abbá, Padre!) y en su adjetivación suprema, el amor (“Dios es amor”).
2 comentarios:
Alma caminante conectado al espíritu que hace palpitar al corazón del alma para guiar tus pasos.
Querido compañero en las sendas encontradas.
A Dios 2011
Dios A 2012
Un abrazo, Ana
Un abrazo, Ana
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