Al hilo de mis días nació porque, en lo que respecta a mi escritura, me encontraba en dique seco. No sabía por dónde tirar ni surgía dentro de mí ninguna idea. Al merodear por internet me topé con un blog que me pareció interesante y entonces me dije: "¿Y por qué no comienzo yo uno?" Fue hacerlo y al instante nació la primera entrada, la segunda, la tercera...
Pero lo que un día había desatado mis manos bien podría estar atándomelas de nuevo pues volví a sentirme en dique seco. ¿Y si por culpa del blog permanecían cerradas las fuentes de las que podría nacer una nueva inspiración?
Esto no ocurrió de modo repentino. Hace más o menos un año que había comenzado a larvarse este proceso. Finalmente, quizá ayudado por una serie de acontecimientos, el punto y final se me clavó en la frente. No albergaba apenas ninguna duda. Me di cuenta de que se había completado un ciclo literario.