viernes, 4 de enero de 2019

A casa da Fandiña


Era de noche y volvía de Santiago. Quería estrenar el soporte magnético de mi móvil, que lucía orgulloso en el salpicadero. Dado que días después iba a tener una cena con unos amigos en un restaurante cuya ubicación desconocía, decidí que era un buen momento para ver la línea azul en el mapa de google de mi samsung galaxy. Escribí “Casa da Fandiña” y pulsé el botón “iniciar”. Cada poco la chica de google me ordenaba desviarme a la derecha pero yo esperé a hacerlo cuando estuviese más cerca de Silleda, para así tener más clara la ruta cuando saliese de mi pueblo unos días después para la cena. Obedecí llegado el momento pero, oh sorpresa, tras llevarme de gira por la Galicia profunda y nocturna me dejó de nuevo en la nacional 525 en dirección Santiago. Si ya estaba en ella y sólo tenía que dar la vuelta, ¿por qué no me propuso un giro mucho más corto? ¿Acaso algún algoritmo le sopló a google maps que yo en el fondo quería una road movie bajo las estrellas? El caso es que tuvo su aquél mi improvisada incursión nocturna, el verme surcando carreteras sin líneas blancas y cubiertas de hojas, bajo árboles a los que mi imaginación dotó de un punto de malignidad. En un momento dado, un zorro cruzó muy rápido la carretera y yo pegué un respingo con la emoción. Finalmente llegué a mi destino, cosa que me puso muy contento.

3 comentarios:

Josefina dijo...

¡Qué bien! ¿Es que tiene usted un móvil que lee los pensamientos, o capta los sentires? :)

Jesús dijo...

Si fuera así, me desharía de él ahora mismo.

Josefina dijo...

¡¡jajajaja!! Es verdad...