Estaba
fregando y mi madre iniciaba su siesta en el banco almohadillado que está
detrás de la cocina de leña. Como otras veces, cantó un poco. Entonces va y me
dice en un tono un pelín burlón: “E quen te cantará cando eu morra?” “Ai, mamá,
non che sei”, le contesté riéndome y un tanto conmovido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario