En Toledo me hubiera gustado tener una
especie de medidor de aceite de tamaño gigante, para hundirlo en algún lado de
la ciudad. Al sacarlo, en vez del aceite vería los estratos correspondientes a
las distintas culturas que la conformaron: iberos, romanos, visigodos,
musulmanes, judíos y cristianos. Es lo que ocurre con las ciudades palimpsesto,
que son prácticamente todas las de Europa, unas con más capas y otras con
menos. Toledo las tiene todas y, claro, es asombroso: las culturas se
sobreponen unas a otras, se imponen, conviven, se apoyan, se destruyen, se
prestan compañía, se dan de bofetadas, se empujan, se hacen un sitio, se
encuentran, etc., y todo esto queda reflejado en la historia física y urbana de
la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario