miércoles, 20 de agosto de 2014

Entre libro y libro

He terminado de leer La historia del arte, de E. H. Gombrich, un libro espléndido que me ha dejado henchido de grandes emociones. En estas ocasiones, que no son muchas, uno no sabe qué debe hacer una vez terminada la lectura. Le parece que la traiciona si enseguida comienza la de otro libro -de hecho es lo que estoy haciendo- y no deja un tiempo para que aquellas emociones lo remuevan a uno y hagan su trabajo. El gran espacio interior que ocupan dentro de uno parece reivindicar poder gozar de él no un tiempito sino uno más prolongado, días quizás, en los que el libro estaría presente de una manera u otra antes de ser desplazado por el siguiente. Sin embargo la máquina lectora quiere continuar con otro, que viene pidiendo paso. Se da aquí un dilema que a mí se me ha planteado varias veces: ¿estar con unos cuantos libros toda una vida (como Heidegger, de quien dice Julián Marías en Una vida presente: “Era hombre de no muchas lecturas aunque muy hondas y reiteradas”) o leer uno tras otro hasta que la vida acabe? De momento tengo claro que prefiero lo segundo y así seguiré mientras un verdadero interés no me haga cambiar el rumbo. 

No hay comentarios: