Al que se siente escritor, escritor llamado, ¿no debería darle un ardite obtener o no éxito, si sabe que, habiendo dejado salir de sí las palabras pedidas, ha cumplido la voluntad del Padre? Pero no para quedar instalado en una paz olímpica, sino cristiana, muy cristiana, a la pata llana, con todos sus avatares.
3 comentarios:
Y con todas sus voluntades.
Un abrazo.
Qué fácil se lee, pero qué difícil. Sería bonito, en el colofón de un libro, poner, en vez de Laus Deo, que, a fin de cuentas, para eso está el texto, Fiat voluntas tuas, como un último deseo (el último) de todo libro (y vida).
Y con todas sus voluntades. También la de triunfar, que acaso Dios quiera en tantísimas ocasiones.
Fiat voluntas tuas: qué inmejorable es tu idea, Enrique. Qué fácil, sí, qué difícil, sí. ¿Pero te imaginas la grandísima libertad de aquél al que ya sólo le importa, no su éxito, sino el de Dios?
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