jueves, 7 de mayo de 2009

Apretón

Entiendo que un buen apretón de manos es aquel en que las manos de los que se saludan no quedan a medio camino sino que llegan hasta el final, allí donde los ángulos que forman el pulgar y el índice chocan con ganas. Todo lo que sea pararse antes y cogerse simplemente los dedos, como temiendo un contagio, está lejos de ser ese buen apretón que a uno le gusta. Tampoco se trata de romperse los huesecillos, claro, sino de permitir que las manos se abracen de veras.

4 comentarios:

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Curioso, la penúltima entrada de mi blog, habla sobre el beso y el abrazo y alguien hizo alusión al apretón de manos, signo indiscutible entre personas honradas de un acercamiento sincero. Un saludo.

Jesús dijo...

Un saludo, Rubén, y gracias.

Alderaan dijo...

Y yo aún diría más… me gustan los apretones de manos fuertes y firmes, sinceros y nobles, pero que, después de aquellos momentos en los que las dos manos se funden en una, se suceden los segundos en que la mano no quiere soltar a la otra, temerosa de perder aquel mágico instante de comunión, y finalmente se suelta despacio, como a regañadientes, sintiendo la última espurna de la mano en las yemas de los dedos, guardándola como un tesoro inalcanzable.

PD. Jesús que bien escribes! Y yo con banalidades de faros y atardeceres sangrantes! Un saludo.

Jesús dijo...

Gracias, una vez más, Alderaan. Y no son banalidades.
¡Y qué no nos falten apretones de manos así!