Con ceniza en la frente, te sientes impulsado a buscar el fuego que la originó. Tal vez la cuaresma sea el camino de esta búsqueda, el rastreo que nos lleve desde lo ardido hasta lo ardiente, desde lo muerto hasta lo vivo. A medida que avanzas, ves como la ceniza se vuelve brasa, la brasa leño en llama, el leño en llama fuego pleno: ya estás en la noche de Pascua, ante la hoguera que encenderá el cirio pascual. Has llegado al origen, es decir, al fin.
La cuaresma, una puesta en ignición.
7 comentarios:
Qué buen texto cuaresmal. Te enlazo-ensalzo.
Muchas gracias, Jesús. Dios te lo pague... con fuego.
Ésa es nuestra escalera de Jacob a través del fuego, hacia la vida. Qué bueno, Suso.
Y del miércoles al domingo, de la ceniza al fuego, cuarenta días en el desierto.
O el camino inverso de la gracia.
Ayer, al oír "En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto..." recordé tu "Miércoles de Ceniza" y entendí mejor la necesidad de desierto.
Muchas gracias, qué gran texto. Y el de la cruz y la esfera, impresionante.
Muchas gracias, Alejandro, muchas gracias, Cristina. A ver si nos "quemamos" bien.
Un abrazo.
Y al final... tu nombre escrito en una piedra blanca... ahí del todo el significado de lo que es tu nombre... significado.
Y entonces llegas al principio... ERES.
¡Luminoso!
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