lunes, 30 de junio de 2008

Una agüilla

La tristeza, una agüilla que es contorno y fondo a la vez, en la que sobrenadan, se anegan mis ojos.

domingo, 29 de junio de 2008

A secas

No es la oración momento para ser poéticos, elocuentes, ni nada por el estilo. Es momento para ser, a secas, y si en ese “seco ser” uno no puede ser de otra manera que poético, elocuente o cualquier otra cosa por el estilo, entonces sí, séase.

viernes, 27 de junio de 2008

En el secarral

En el secarral no hay ocio, ni negocio, solo una vida extraña, que no adivina hasta qué punto solo la empuja la esperanza. El vacío no se llena con nada, porque es su hora, así como, en la suya, nada hizo que decreciese la plenitud.

Ligero

Ligero de cuerpo: rapado, depilado, las uñas cortadas, sin sudor ni células muertas.
Ligero de mente: ideas, las que sustentan nuestra visión verdadera.
Ligero de corazón: equipado, nada más, con todos los amores.

Y entonces, hacerse a la mar, con todo el velamen desplegado.

lunes, 23 de junio de 2008

Callo

Callo, callo y me asiento, escucho, espero. No me lleva a hacerlo estrategia alguna, a no ser la de la vida misma que me invita, desde lo profundo, a callar, como me invita a respirar, a ver, a sentir. No hay cálculo, ni lenguaje, ni acaso proyecto, sólo un billete en blanco en el que nada tengo que garabatear. Callo para vivir.

sábado, 21 de junio de 2008

Yo ocurrente

A veces, de rondón, ese nuestro "yo ocurrente" del que habla José Antonio Marina pone en escena un pensamiento triste. "Ocurre" entonces que se tuerce el argumento del día: éste iba bien, alegre, pero el nuevo personaje deja un hálito mortuorio. ¡Quién tuviera la habilidad suprema de hacer de su "yo ocurrente" un manadero de pensamientos sólo alegres y esperanzados!

viernes, 20 de junio de 2008

Soledad

Quien, en soledad continua, consigue hacer de esta una casa habitable y evita que se convierta en caverna de aullidos y malos augurios, logra en verdad algo extraordinario. Si somos (o debemos ser) nuestro primer amigo, también es cierto que somos (o podemos ser) nuestro primer enemigo, y para no quedar a expensas de uno mismo en tales casos tenemos que vencernos, asentándonos en un profundo y buen sentido común, aquel que nos lleve a los senos de una realidad sana y verdadera.

miércoles, 18 de junio de 2008

Yo no estaba

Me hospedé en el silencio.
El vacío me hizo un hueco.

Moré en la nada.
La ausencia me alojó.

Yo no estaba.

lunes, 16 de junio de 2008

El monstruo

A solas, se nos yergue el monstruo. En compañía, mengua, se hace chiquito, hasta desaparecer, porque no soporta la realidad de un rostro humano.

jueves, 12 de junio de 2008

Cuerpos

Nos encontraremos, del todo, cuando tu cuerpo no sea límite para mí y el mío no sea límite para ti, cuando, traspasándome, puedas traspasarte, cuando, traspasándote, pueda traspasarme, convertidos en pura membrana del espíritu.

viernes, 6 de junio de 2008

Buenos días

Sales sin rostro a la calle, retraido en algún lugar del cansancio, el desaliento o la indolencia, y basta un "buenos días" de una vecina para que todo él, desde su inexpresividad, vuelva a su sitio, porque ante un "alguien" es imposible quedarse en "cosa" o en "nada". Un "tú" te emplaza y vuelves a ser un "yo", a devolver ser por ser, vida por vida, "buenos días" por "buenos días".

Entrada y salida

Quiero absorber, no quiero retener. Quiero ser surco para la semilla y buena tierra para el fruto. Quiero ser pista de aterrizaje para todos los vuelos, de despegue, para todos ellos. Si la vida siempre vuelve, ¿qué importa que me deje?

miércoles, 4 de junio de 2008

Espeleólogo

Hay corrientes anímicas superficiales, episódicas, y corrientes anímicas profundas, de largo alcance. Tomar decisiones siguiendo las primeras y sin estar atentos a las segundas, es apostar a caballo perdedor. Si uno desconoce qué siente realmente, allá en lo hondo, dará palos de ciego. Hay que ser espeleólogo de uno mismo y llegar hasta el fin de la sima, ver lo que hay, y decidir.
Si se puede.

jueves, 29 de mayo de 2008

Armonía

Mientras los mini-yos guardan su sitio dentro de la danza interior que es la vida de cada uno, podemos decir que gozamos de armonía. Cuando alguno se sale de él, convirtiéndose en un maxi-yo, no interesándole ya bailar pegado sino a su aire, adiós armonía. En tanto no se reintegre a la coreografía común, acaso con propuestas nuevas e interesantes, no recuperaremos el equilibrio perdido.

miércoles, 28 de mayo de 2008

La alegría

Espejito, espejito mágico, tú que me ves, mohíno, demudado, dime ¿dónde se encuentra, en qué arcón, bajo que baldosa, en qué bolsillo, bajo qué teja, en qué pliegue, bajo qué suela, en qué ardid, bajo qué lengua, en qué cabeza, bajo qué párpados, en qué cintura, bajo qué llagas, en qué afán, bajo que lucha, en qué llave, tras qué puerta, la alegría?

martes, 27 de mayo de 2008

No me bastaría

No, no me bastaría el amor de todos los seres, una cifra milmillonaria: mi corazón querría más...
¿Dónde estás, amor más que milmillonario para que mi corazón llenes?

miércoles, 21 de mayo de 2008

Desconocer

Cuando la sensación de desconocerse a uno mismo y a los demás es mucho mayor que la de conocerse y conocerlos, uno se atrevería a expresarse en estos términos: "Oye, ¿desconoces a mengano? Yo tuve el gusto de desconocerlo el otro día". "El día que desconocí a zutano, mi vida pegó un giro". "¡Qué ganas tengo de desconocer a fulano!". "Oye, si llegas a desconocer a X, dale recuerdos de mi parte". "¡Qué sorpresa! Nunca pensé que llegaría a desconocerte", etc., etc.

domingo, 18 de mayo de 2008

Consolarse

Leo estos días Una vida presente, las memorias de Julián Marías. En 1909, a los tres años, murió el primer hijo de sus padres, Pablito. Comenta Marías: "Mis padres no se consolaron nunca, literalmente". Después será él mismo el que pierda a su primer hijo, Julianín, también a los tres años. Y vuelve a comentar: "no nos hemos consolado nunca". Me pregunto que significa no "consolarse nunca" de algo, en este caso de la muerte de un hijo, la peor de las pérdidas. ¿No poder hacerlo, no querer hacerlo, las dos cosas al mismo tiempo? ¿Que quede, inexpugnable, dentro de uno, un reducto de tristeza que jamás será vencido, un vacío inasequible a todo llenado, una sensación de pérdida que no admita la compensación de ganancia alguna? ¿Qué hemos de entender por consolación para que se pueda decir que uno no la ha alcanzado nunca -porque no se pudo, porque no se quiso, por cualquier otra razón- con respecto a algo? ¿Cabe la posibilidad de que alguien dé por imposible todo consuelo, que lo rechace de hecho, consciente o inconscientemente, para así permanecer unido al ser amado, como si esa in-consolación, o desolación, fuera la única manera de tenerlo presente?
El autor Clive Staples Lewis relató en su libro Una pena en observación el proceso espiritual que vivió tras la muerte por cáncer de su esposa. Pues bien, tras el paso inevitable por la desolación, el rechazo y la protesta, superado el duelo, hizo el siguiente descubrimiento:
Y cuanta más alegría pueda haber en la unión entre un vivo y un muerto, mejor también.
Mejor por cualquier parte que se mire. Porque he descubierto una cosa, el dolor enconado no nos une con los muertos, nos separa de ellos (...). Es precisamente en esos momentos en que siento menos pena (...) cuando H. irrumpe encima de mi pensamiento en toda su plena realidad, en su ‘otredad’. No perfilada, enfatizada y solemnizada por mis propias miserias, como en mis peores momentos, sino como es ella por derecho propio. Esto es bueno y tonificante”.
Está claro que Lewis sí que se consoló.

domingo, 11 de mayo de 2008

Letanía

En contra de mí, para ser ganoso cuando estoy desganado.
En contra de mí, para ser amante cuando soy odiador.
En contra de mí, para ser ecuánime cuando soy injusto.
En contra de mí, para estar tranquilo cuando estoy ansioso.
En contra de mí, para tener humor cuando estoy malhumorado.
En contra de mí, para acudir cuando quiero escapar.
En contra de mí, para ser húmedo cuando estoy seco.

viernes, 9 de mayo de 2008

Sensibilidad

Sensibilidad: palabra enorme, a la que se suben todas las ventanas de nuestro ser para abrirse y dar entrada a muchísimas cosas, desde las más pequeñas a las más grandes, para que las “sintamos”. Si eres piel desprotegida ante el mundo, el mundo te penetra, penetras tú el mundo.