A solas, se nos yergue el monstruo. En compañía, mengua, se hace chiquito, hasta desaparecer, porque no soporta la realidad de un rostro humano.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Mi monstruo está conmigo. Quiero que se vaya, pero está ahí siempre vigilante, apretando con fuerza mi alma entre sus manos, ahogándome. ¡¡¡¡Maldita conciencia!!!! Dawn.
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Mi monstruo está conmigo. Quiero que se vaya, pero está ahí siempre vigilante, apretando con fuerza mi alma entre sus manos, ahogándome.
¡¡¡¡Maldita conciencia!!!!
Dawn.
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