viernes, 14 de abril de 2017

Viernes Santo

"Marta (Marta Robin), que amaba tanto a los niños, juzgó crueles y nefastas las leyes votadas sobre 'la interrupción voluntaria del embarazo'. Era, no obstante, más severa con los legisladores que con las pobres mujeres desesperadas o traumatizadas.
Con solemnidad, con una grave certidumbre, que raramente encontré en ella, decía que los niños asesinados en el seno de su madre pedían en el otro mundo perdón a Dios para ellas. Porque a sus ojos, estos niños estaban en una situación análoga a la suya: la de víctima inocente y por lo mismo redentora.
Tal era el fondo de su espiritualidad: la solidaridad de las conciencias, la comunión de inocentes y culpables, la unión final de los verdugos y las víctimas. A sus ojos el niño privado de la vida por la desesperación de la madre, arrojado a la eternidad por su madre, salvaba a esta madre de su pecado. De lo profundo del mal brotaba un mayor bien.
Cuando leo la Divina Comedia, escribe Jean Guitton, me parece que falta en ella este grupo de niños inmolados por sus madres y que las redimen".

(Jean Guitton, Retrato de Marta Robin)

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