miércoles, 12 de abril de 2017

Khaled

El otro lado de la esperanza, de Aki Kaurismäki. ¿Por qué Khaled, que acaba de recibir una puñalada de un matón nacionalista, no espera en el trastero del garaje a que venga Wikström, el dueño del restaurante que le ha dado trabajo y conseguido una identidad falsa, para que lo auxilie? Cuando éste llega, encuentra todo colocado y sin más rastro de Khaled que unas gotas de sangre. En la escena siguiente, la hermana de nuestro protagonista, que había estado esperándole para ir a la gendarmería a solicitar asilo, decide acudir sin él. A la vuelta de una esquina se lo encuentra, con una mano sobre la herida abierta por el puñal, aunque no repara en ello. Él la abraza, la anima y le dice que tiene que ausentarse por un tiempo. Al final, vemos a Khaled tendido y con la cabeza apoyada en un árbol. Tiene un vendaje sobre la herida. ¿Es mortal, vivirá o morirá Khaled? La cámara nos muestra lo que está mirando, el puerto de descarga de mercancías. Fuma plácidamente; el perro del restaurante está con él, se acerca y lo lame. Khaled sonríe.

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