domingo, 30 de abril de 2017

Duerme y sé feliz

Estoy desarrollando nuevas estrategias para dormir bien, algo que me falta últimamente. He leído aquí y escuchado allí que uno debe irse a la cama en cuanto le entra el sueño. Hace unos días, por la noche, en torno a las diez, ya se me cerraban los ojos y decidí aplicarme el cuento. En realidad me apliqué tres porque además me tomé una manzanilla y me di una ducha caliente, cosas ambas de las que también oí decir que son buenas para conciliar el sueño. La cosa funcionó mejor de lo esperado. En las dos siguientes, cuando eran los once, si bien no tenía todavía mucho sueño, aplicándome otro cuento, esta vez el del vaso de leche caliente, la cosa tampoco fue del todo mal. A ver si, poco a poco, voy logrando un buen dormir: sin él no acaba uno de ser feliz.

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