Tras contarme cómo había transcurrido su
jornada le colgué el título de “consoladora de los afligidos” pues fue lo que había
hecho, consolar a las cuatro personas deprimidas que se encontró a lo largo del
día. “Me pregunto qué me quiso decir Dios”, me comentó con asombro y
jovialidad. Ésta la tiene a raudales últimamente, y de ella manó su consuelo
para los cuatro afligidos.
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