Si los 18 años que pasó en
la cárcel le sirvieron al asesino de Anabel Segura, Emilio Muñoz Guadix, uno de
los beneficiados por la anulación de la doctrina Parot, para decir lo que dijo:
“Si uno quiere ser malo, es malo, y si quiere ser bueno, es bueno” ya le han
servido de mucho, de muchísimo en realidad. Esta frase, y mejor si es dicha por alguien que ha cometido un gravísimo mal, ventila de un plumazo
todas las consideraciones acerca de que el hombre no es libre, que no existe la
culpa, etc., etc. No existe un más allá del bien y del mal: se está en el bien,
se está en el mal, o se está en el bien-y-mal, porque existe la voluntad de
estar en un sitio u otro y la libertad para hacerlo. Lo demás son mamonadas.
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