Durante el verano el mar se domestica en las
playas, se hace humano para los humanos, piscina grande para que pequeños y
grandes disfruten de él. Nadie dice “voy al mar” sino “voy a la playa”. Sólo
cuando la playa se retira, o cuando de ella se retiran los hombres tras
terminar el verano, vuelve el mar a ser mar pues necesita estar solo para serlo,
alta mar, mar profundo, poderoso mar. Es posible entonces contemplarlo, de
soledad a soledad.
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