Son muchos los días que se equivocan de estación. El de ayer,
frío y lluvioso, fue uno de ellos: se coló, para desgracia nuestra, en el
verano. ¿Qué podemos hacer sino aguantarlos? Dejó al menos una imagen graciosa:
las gotas que se deslizaban por el cristal de la ventana eran espermatozoides,
con su cabeza y su rabito detrás.
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