jueves, 1 de marzo de 2012

Todos los caminos conducen al libro


Un amigo (Ángel) me condujo a La agonía de Francia, de Manuel Chaves Nogales.

Una obra de teatro (La mujer justa, representada por la compañía Tanttaka Teatroa) me condujo a La mujer justa, de Sandor Marai.

Una película (La defensa Luzhin, de Marleen Gorris) me condujo a La defensa Luzhin, de Nabokov.

Un libro (La corte de Carlos IV, de Benito Pérez Galdós) me condujo a El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín.

Un viaje (Camerún) me condujo a El antropólogo inocente, de Nigel Barley.

Una crítica (Babelia) a La belleza y el dolor de la batalla, de Peter Englund.

¿Aumentará esta lista en el futuro con una canción, un paisaje, un rostro amado, y quién sabe cuántos más, pues todos los caminos conducen al libro?

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