La verdad absoluta es la verdad última (verdad primera), la verdad meta (verdad fuente), la que ya no depende de otra para seguir siendo verdad. Pero su independencia no significa que no mantenga en su seno todas las que apuntan a ella y de ella derivan: es siempre inclusiva de todo lo que es verdad. ¿Cómo podría la Verdad excluir las verdades? Desde este punto de vista, Antonio Machado no tiene razón cuando dice: “Tu verdad no; la verdad / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela.” Pues no: tu verdad sí, si es verdad, y la mía también, si igualmente lo es, relativas, claro, pero “relativo” significa “que guarda relación con alguien o con algo” (DRAE), alguien o algo de los que depende para ser. Así, el hijo “es relativo al padre” y el esposo es “relativo a la esposa”. Nuestras verdades, la tuya, la mía, “relativas a la Verdad”. Por eso no las guardamos sino que, como brújulas, seguimos el camino que señalan.
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