viernes, 25 de agosto de 2017

Siempre Sigourney

Es magnífico el arco que traza Sigourney Weaver desde la anti-monster teniente Ripley, que interpretó en Alien, hasta la monstruosa Alexandra, la villana que interpreta en The Defender. Allí, buena, mata al monstruo; aquí, mala-malísima, es el monstruo al que finalmente matan.

martes, 22 de agosto de 2017

Un pasito p'alante, dos pasitos p'atrás

Por unas y otras (y en las unas y en las otras siempre, de fondo, la falta de sueño) razones, cuando, a mediados de julio, comenzaron mis vacaciones, me encontraba un tanto nervioso, cansado y triste. Todas las ganas que, unas semanas antes, había tenido de ir a Irlanda, desaparecieron de repente. No me apetecía ir a ningún lado: quería dormir, leer y ver cine. Pasado un mes, y esto nos lleva a mediados de agosto, pensé que, a lo mejor, una inmensa pereza me estaba impidiendo salir de mí y realizar un pequeño viaje del que, aunque de entrada me parecía imposible, volvería contento. ¿Pero cuál? Me puse a pensar. ¿Unos días de relax total en un hotel maravilloso, con piscinas grandes y maravillosas y unas vistas ídem? Busqué online, aquí y allí, pero no acabó de convencerme. ¿Un crucero fluvial, véase Danubio, Rin, Loira, Vesubio? Lo mismo. Vamos a ver, Suso, piensa, ¿qué te apetece de verdad? Parecióme que ello era ir a una ciudad en la que se estuviese celebrando un festival de danza contemporánea y/o música clásica. Sendos telediarios en días distintos me dieron noticia del de San Sebastián y el de Torroella de Montgrí, en Gerona. Vistos los programas, me decanté por el segundo. Compré dos entradas, una para una actuación de Jordi Savall el jueves 17 de agosto y otra para el viernes 18, una interesante puesta en escena del Stabat Mater de Vivali a cargo del, para mí desconocido, Soqquadro Italiano. Después compre los billetes de avión y reservé plaza en un hotel. Según pasaban los días, las ganas, las medio-ganas y las no-ganas de ir se iban turnando. Pero, salvo el hotel, ya había hecho el gasto y no cabía vuelta atrás. Además, me atreví a concertar una cita en Barcelona con mi amigo Armando Pego, a la que respondió con excelente generosidad, pues era y es mucho mi interés por conocerlo más y mejor. Pero, dentro de mí, no terminada de afianzarse un deseo sin fisuras de irme al otro lado de la península. Cuando el fin de semana anterior al del día de mi partida me veo, ¡por primera vez en mi vida!, con un catarro estival, ya tuve la excusa perfecta. ¿Cómo iba a ir en estas condiciones, pobre de mí, colgado de un pañuelo con mocos, a Gerona, la cual además esos días iba a sufrir el azote de un tremendo calor (segunda excusa)? Decidido. No había más que hablar. Cancelo mi reserva en el hotel sin coste alguno y decido que me la refanfinfla perder el dinero del avión y el de las entradas a las actuaciones en el susodicho municipio gerundense. También pongo al corriente de mi cambio de ruta a Armando y nos citamos para una mejor ocasión. ¡Ah, qué felicidad, me quedaba en casita, en mi hamaca, en mi kiwi, en mis libros, en mi cine! Finalmente, el catarro en cierto sentido resultó ser providencial pues se presentaron unos asuntos que, aunque se hubiesen resuelto de igual modo en mi ausencia, se resolvieron más rápidamente estando yo presente. Y así es como ocurren las cosas, un pasito p´alante, dos pasitos p’atrás…

domingo, 13 de agosto de 2017

¡Es así!

En algún momento de mi ya lejana juventud leí Los Buddenbrok, de Thomas Mann. Cuando, hace un mes, decidí volver a leerla, me di cuenta de que no recordaba de ella ni el más nimio de los detalles. Era la historia de una familia, sí, a través de varias generaciones durante el siglo XIX, la historia de su decadencia, que es como la presenta cualquier sinopsis que uno se encuentre por ahí. Recordaba que era oscura, que abundaban más los acontecimientos luctuosos que los felices. Y esto, en efecto, lo confirmó la relectura. El gran olvido, un olvido en este caso feliz pues permitió una sorpresa igualmente feliz, es que la novela termina con una afirmación rotunda de la resurrección de los muertos. La anciana Sesemi Weichbrodt, tras escuchar el lamento de Antoni Buddenbrok por la pérdida de su esperanza en volver a ver sus muertos: su abuelo, su padre, su madre, su hermano, su sobrino (“la vida, ya sabéis, hace que en nuestro interior se rompan ciertas cosas, que la fe en ciertas cosas se pierda… Volver a verlos… ¡Ojalá fuera así!), 
“se elevó todo lo alto que pudo por encima de la mesa. Se puso de puntillas, estiró el cuello y dio un golpe sobre la mesa que hizo temblar la cofia que llevaba en la cabeza: -¡Es así! (la cursiva es del autor) -dijo con toda su fuerza y mirándolas a todas con gesto desafiante. Allí estaba, vencedora en la dura batalla que, durante toda su vida, había logrado contra las dudas de su mente racional de profesora; jorobada, diminuta e incluso temblando por la firmeza de sus convicciones: una pequeña, categórica y ferviente profetisa”.

viernes, 11 de agosto de 2017

La siesta del carnero

En esta hora previa a la de la comida me entra un sueño profundo al que no opongo ninguna resistencia. Me recuesto sobre la hamaca, pongo las piernas sobre la mesa y duermo la que, por ser a esta hora, mi tío Luis llamaba la siesta del carnero, acogiéndose a no sé qué tradición. Los cantos del gallo me sacuden como si fuesen ruidosas trompetas mientras que los trinos de los pájaros me llevan otra vez al más profundo de los sueños.

miércoles, 9 de agosto de 2017

sábado, 5 de agosto de 2017

jueves, 3 de agosto de 2017

El empleado de Seur

Me salva de mí mismo el empleado de Seur que me trae un paquete. “Hola. ¿Me dices tu DNI?” “11111111 y L de León”. “O de Lugo, que está más cerca. Es como el que dice S de Sevilla cuando podría decir de Silleda”. “Pues tienes razón. Me lo anoto”. “Jesús Ares, ¿no?” “Sí”. “Firme aquí, por favor. Muy bien, hasta luego”. “Hasta luego”, le respondo, sintiendo que a través de él Él me ha tocado. Un golpe de realidad.

martes, 1 de agosto de 2017

domingo, 30 de julio de 2017

Las campanadas

Las campanadas pertenecen a la ciudad tranquila, son su santo y seña. Los hombres rezan a Dios.

viernes, 28 de julio de 2017

Como un ángel

Los movimientos lentos, acordados, ceremoniosos, lo salvaban del caos, alejaban las enredaderas que su mente febril producía sin descanso. Se trataba de moverse como un ángel, como un espíritu ya salvado.

miércoles, 26 de julio de 2017

lunes, 24 de julio de 2017

Nuca

Cuando era una cachorra, volaba sobre el suelo de la carballeira y el viento peinaba su pelo, más liso y ligero que el que tiene ahora, con espectacular belleza. Es una imagen poderosa y tierna que me viene a la mente cuando paseo a Nuca, seis años después, en este mismo robledo.

sábado, 22 de julio de 2017

Hace un año

El año pasado por estas fechas el tío Luis vino de vacaciones desde Sevilla. Con él vinieron sus 88 años, su racionalismo, su “no me pongáis contra las cuerdas que exploto”, su carácter sanguíneo, su hablar sin necesidad de ser escuchado, su andar pausado, su insomnio y su piedad, entre otras cosas. Mercedario hasta la médula, no se cansaba de criticar todo lo que le parecía que funcionaba mal en su orden, desde los comportamientos de los de arriba hasta los de los compañeros con los que había vivido en el pasado y con los que vivía en el presente. Esto no significa, ni mucho menos, que le hiciese regates al elogio, siempre pronto en su labios. A veces, cuando lo recuerdo, me gusta pensar que era un adorable cascarrabias, pero no. Es una imagen literariamente tentadora que no le haría justicia. Lo suyo era ser su ADN, que incluía fuego y quizá algo de melancolía, y un sentido de la rectitud a prueba de bomba.

martes, 18 de julio de 2017

domingo, 16 de julio de 2017

Un no

En el mundo del bien no existen los contrarios sino los complementarios. El que se propone como contrario -a la contra, en contra-, se sale de él. No queriéndose como complementario, no es un sí que se suma al Sí sino un no que lo contra-dice.

viernes, 14 de julio de 2017

Pequeña gran mujer

Rápida y brillante en la réplica, con buena dicción, calmosa siempre, se diría creada para sobrevivir con elegancia en un torbellino. De ingenio finísimo, Soraya Sáenz de Santamaría no está hecha para que la pisen.

martes, 11 de julio de 2017

¿Dónde los tíos, los primos?

Si se impone el modelo monofilial y terminan por desaparecer las familias que tengan más de un hijo, desaparecerán los hermanos, los tíos, los primos, toda esta tupida red familiar, la familia extensa que tantos gozos y batallas procuró a quienes crecimos en medio de ella.